La exposición permanente recrea una antigua aula, ubicada en el espacio original que ésta ocupó dentro del recinto de las Escuelas de la Villa de Utrillas, situadas junto a las antiguas minas.
Mediante medios audiovisuales e interactivos, podrán aprender la evolución histórica de la Enseñanza en el siglo XX y conocer los objetos más representativos, antaño cotidianos y hoy dotados de un valor histórico sin igual, a través de la exposición de material escolar y libros originales, antiguos juguetes,... piezas recopiladas por el Excmo. Ayuntamiento de Utrillas, así como cesiones de los propios vecinos de la Villa.
La importancia del subsuelo en la historia del municipio es ya patente desde el siglo XI, con la búsqueda de materiales en la tierra de Utrillas. Cabe como muestra citar el caso del azabache, muy codiciado en aquella época, que era posteriormente vendido a mercaderes de Levante para su comercialización con sus homólogos genoveses.
Pero es a partir del siglo XVIII cuando comienza la extracción a gran escala, desarrollo que derivará en el siglo XX en una gran plataforma de extracción minera a través de guías y bajo tierra.
Fue desde principios de este pasado siglo cuando una de las principales empresas dedicadas a la explotación del carbón a gran escala es la Compañía Minas y Ferrocarriles de Utrillas. Esta organización, fundada en el Casino Mercantil de Zaragoza en 1900, creó el Coto de Utrillas con ramas a Escucha y Valdeconejos, para posteriormente, a partir de 1948, extenderse a Palomar de Arroyos. Cabezo de las Eras y Serna fueron las primeras minas cuyo aprovechamiento comenzó a realizar la Compañía Minas y Ferrocarriles de Utrillas, explotando todas las capas de carbón existentes en la zona.
La empresa Casting Ros, dedicada a la fundición, es la que, con un mayor número de recursos humanos, se potenció como alternativa ante la crisis minera.
Villa turolense y cabeza de la Comarca de Las Cuencas Mineras, Utrillas se asienta al pie de la sierra de San Just, en la cordillera Ibérica y sobre el río Mena. Su emplazamiento, a más de 950 m. de altitud en la vertiente norte de la sierra, determina su clima, de temperaturas extremas y escasas lluvias.
Su demografía se ha caracterizado ya desde principios del siglo XX por un crecimiento progresivo y rejuvenecido.